Dime tú que soy yo sin ti.

Todos somos débiles, caemos mas de una vez a lo largo de la vida, la única diferencia es la capacidad que tiene una persona de levantarse, quitarse sus lágrimas y decir "estoy bien", si esa capacidad de controlarse en los peores momentos, esa capacidad de anular todo sentimiento.

Muchas veces inconscientemente, caemos sin pensar en la consecuencia, pensando que no va a pasar nada malo, que todo esta bien, que da igual.

Pero cuando la verdad gana el pulso, nos damos cuentas que lo único que somos, son pequeños trozos de carnes sin sentimiento, entonces cuando ya hemos caído en el abismo, cuando la oscuridad es nuestra compañera, es cuando nos damos cuentas de la cantidad de personas que hemos perdido, por una tontería inocente, la cantidad de lágrimas derramadas que hemos producido, la multitud de heridas que hemos producido, en ese momento es cuando notamos ese vacío en nuestro corazón, esa estupidez cometida, que ahora en nuestra oscuridad nos acompaña, esa clase de estupideces son las que nos crea personas, las que dictan que no somos seres perfectos, esas tonterías sin pensar dicta la estupidez humana.

Todos los errores se curan a base de tiempo y cariño, pero unos de los peores errores que podemos cometer es perder a esa única persona que ha dedicado todo su tiempo a sacarte de cada una de tus estupideces, el único que era capaz de acompañarte a esa oscuridad, apoyarte y nunca abandonarte. Ese vacío que puedes llegar a sentir, ese sentimiento de un corazón desgarrado, esa sensación que para ti el mundo ha muerto, que ya no tienes nada que hacer mañana, si no esta él nada merece la pena.

Y dime tú que soy yo sin ti.